Decálogo básico en una entrevista de trabajo.

Primero, nos quitaremos el abrigo y permaneceremos de pie (¡prohibido sentarse!). La postura idónea es con las manos cruzadas a la espalda, ya que denota confianza. Nada de quedarse en la puerta; entraremos al despacho con decisión, sin arrastrar los pies. Nos acercaremos confiados a estrechar la mano del entrevistador. Tomaremos asiento. El apretón de manos debe ser girando levemente la palma hacia abajo y devolviendo la presión que recibamos. Cruzar las piernas en una postura cómoda y sobria a la vez. No mover los pies como si estuviéramos siguiendo el compás de una música muda. Al hablar, trataremos de acompasar nustras palabras con suaves movimientos de las manos. Evitaremos apoyar los codos sobre la mesa. Fijaremos la mirada entre los ojos y la boca del entrevistador, sin ladear ni subir o bajar en exceso la cabeza. Seremos cordiales pero sin que parezca que nos tomamos todo a risa. Intentaremos dar una imagen seria (no antipática). Al salir, estrechamos de nuevo la mano y, al llegar a la puerta, nos despediremos con una leve sonrisa. Si hay café, trataremos de no relajarnos y colocaremos la taza en línea recta con el brazo que empleemos en cogerla y dejarla.